Darwin y Gresham en el «ring financiero»

Cuando parece que nadie es capaz de formular un teorema que nos saque de esta crisis, el naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) y el financiero británico Thomas Gresham (1519-1579) se enfrentan, hoy, por descifrar el futuro financiero mundial. Hace unas semanas visité una exposición sobre Darwin organizada por el Museo de Historia Natural de Londres que celebraba el 150 aniversario de la publicación de su obra más importante, “El origen de las especies”, donde expone su famosa teoría de la selección natural, que establece que en la evolución de las especies tendrán mayor probabilidad de sobrevivir aquellos miembros de la población que sepan, por sus propios medios, adaptarse mejor.

No pude evitar recordar a Sir Thomas Gresham que en el siglo XVI, formuló una teoría económica aparentemente de signo opuesto según la cual la moneda “mala” expulsa de la circulación a la “buena” pues ésta se guarda para el ahorro y no se utiliza.

Dos años después del comienzo de la crisis, en términos de  biología evolutiva bancaria según Darwin deberían triunfar los bancos “buenos” y según Gresham serían los “malos” los que expulsarían a los “buenos” del mercado. Por absurdo que esto pueda parecer, las primeras secuencias de la evolución de esta crisis apuntan en la dirección de Gresham; puesto que tras gastar varios cientos de miles de millones de dólares de dinero público no está nada claro que el sistema financiero mundial sea más seguro; sino todo lo contrario, tal y como ha afirmado el nada sospechoso Martin Wolf, más bien se ha consolidado una oligarquía de entidades financieras “demasiado grandes para caer”, todavía mayores, incrementado peligrosamente el riesgo en sus países de origen. Por tanto, la importancia sistémica de aquella oligarquía es cada vez mayor y, correlativamente, también lo es el riesgo asumido por el sistema en su conjunto.Es decir, por ahora gana Gresham

Quizá por eso, el gobernador del Banco de Inglaterra, ha planteado la reducción de  tamaño de estos bancos demasiado grandes que pueden poner en riesgo la estabilidad financiera y que, son verdaderamente complejos de gestionar; sin que este tamaño aporte a la hora de la verdad ninguna ventaja por economías de escala, más allá de las que benefician a sus altos ejecutivos.

Volviendo al naturalista británico, Darwin en su viaje en el Beagle, se da cuenta que los fósiles de animales desaparecidos guardaban un gran parecido con los animales vivos de la época sólo que de muy superior tamaño, y escribe en su diario «Se hace imposible reflexionar acerca de los cambios que se han originado en el continente americano, sin experimentar el más profundo asombro. Ese continente, en la antigüedad debió rebosar de monstruos enormes; hoy en día ya no encontramos más que pigmeos, si comparamos los animales que en él viven con sus razas similares extintas”.

La duda está en si el observador futuro de las finanzas internacionales podrá decir algo parecido, puesto que bien podría ser que las especies menos adaptadas al medio sean las que acaben triunfando gracias al apoyo estatal que les presta una garantía implícita que les abarata enormemente su coste de capital distorsionando la competencia e impidiendo en la práctica que se mejore la disciplina de la asunción de riesgos que, en una economía de mercado, la marca claramente la posibilidad de quiebra.  En el mundo turbulento en el que vivimos de reestructuración internacional de las finanzas, la pregunta es ¿Darwin o Gresham? Bruselas, la semana pasada ha apostado claramente por el primero al impulsar, sin ninguna duda, una reducción del 45% en el tamaño de la mayor entidad financiera de Benelux, ING. Los siguientes en la lista serán probablemente Lloyds y RBS en Reino Unido. Sin duda, en ciertos países, el error de juicio o la capacidad de presión de algunos grupos harán que triunfe Gresham sobre Darwin, pero si esto ocurre, la ley de la evolución hará que, en una nueva crisis, Darwin prevalezca.

Pulsa aquí para ver la versión online

Publicado por primera vez en Expansión el 6 de noviembre de 2009

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *