La mortalidad empresarial en 2021 se situó en el 1% en las empresas medianas gallegas según datos del INE. Probablemente, la pandemia, también, se haya cobrado su precio en vidas empresariales. Pero la realidad de la empresa familiar, de singular peso en el tejido productivo gallego, es que la mayor mortandad se produce en la sucesión entre la primera y segunda generación y, además, frecuentemente por motivos familiares y no económicos. Los datos del Instituto de la Empresa Familiar son contundentes: apenas un tercio de las empresas familiares llegan a la segunda generación; de éstas, sólo, el 10% accede a la tercera y, ya la cuarta generación se situaría alrededor del 5%.
La transición generacional es un asunto determinante en la supervivencia de la empresa y, para ello, es necesario ordenar dos ámbitos: la empresa y la familia.
En cuanto a la empresa, a la profesionalización de sus cuadros directivos inherentes a una empresa mediana/grande, sigue la de la propia gobernanza de la compañía. De la misma manera que, en el ámbito del negocio empresarial hay quien se limita al cumplimiento exacto de la normativa legal y otros son líderes innovadores que van más allá. En la gobernanza corporativa, también, se puede uno limitar a hacer lo que nos marca la ley o, a pesar de no ser obligatorio para una empresa no cotizada, recoger las recomendaciones del Código de Buen Gobierno y aplicarlas. Pero ¿qué es el gobierno corporativo? En pocas palabras, son las reglas, los principios y los procedimientos que regulan cómo funcionan los órganos de gobierno de una empresa (Consejo, Junta directiva y accionistas) para crear valor. La incorporación de las recomendaciones de gobierno corporativo contribuye, sin duda, a un consejo más eficaz y suelen citarse como ventajas de su implantación un menor coste de financiación, mayor estabilidad financiera y transparencia, un mejor posicionamiento para acometer alianzas y una mejora en la competitividad.
El segundo eje en la sucesión es hacer la transición desde una familia que posee una empresa a una familia empresaria. En general, como todas las cosas que a uno le apetece menos hacer, nunca hay un buen momento. El empresario está absorbido por la vorágine del día a día, con crecer, con evolucionar, con innovar y pensar en el relevo, no es el más atractivo de los pensamientos. Pero, si algo nos ha enseñado esta pandemia es que la vida está llena de imprevistos y, por ello, es importante ordenar la sucesión empresarial.
Hay que mirar al futuro y asegurar el legado y la permanencia a largo plazo y abordar, de forma ordenada, el “elefante en la habitación” de las empresas familiares: la sucesión y la gestión de los conflictos
No hay dos empresas familiares iguales, pero sí hay un consenso sobre lo que funciona para su gobierno: dos estructuras separadas y comunicadas entre sí por cauces establecidos. Ya hemos hablado de la gobernanza de la empresa, toca ahora hablar del gobierno de la familia:
Tres son los ejes que articulan este gobierno: El Consejo de Familia, la Asamblea y el Protocolo Familiares.
- Consejo de Familia: punto de unión entre la familia y la empresa. Es el interlocutor natural del Consejo de Administración al que traslada la visión y valores de la familia, opinión sobre inversiones significativas y dividendos, mantiene la disciplina familiar y desarrolla planes para la transición generacional, entre otros. Su alter ego empresarial sería el Consejo de Administración.
- la Asamblea familiar, es el foro que permite poner en común las diferentes ideas y puntos de vista de los familiares accionistas. Recomendable a partir de la tercera y cuarta generación, cuando las relaciones familiares se vuelven más complejas. Suele ser una jornada de convivencia relajada donde se informa sobre el proyecto empresarial y sobre la marcha del negocio. Es muy útil para favorecer la convivencia y acercar al negocio a los familiares que no trabajan en la empresa. Su espejo sería la Junta de Accionistas.
- y el Protocolo familiar que viene a ser como la Constitución de una familia empresaria. Es un documento que expresa la voluntad -siempre consensuada- de todos los miembros de la familia. En él se reflejan las reglas de funcionamiento y relación entre Familia y Empresa, se define un marco de actuación claro con el objetivo de prevenir futuros conflictos, define las líneas maestras y la estrategia de la empresa, su sistema de gestión con el fin de garantizar la continuidad de la empresa y su permanencia bajo control familiar.
Así los intereses de la familia empresaria se comunican, de manera estructurada, desde el Consejo de Familia al Consejo de Administración de la empresa y se evitan situaciones de conflicto, facilitando una interacción armónica entre familia y empresa.
La realidad hoy es que, únicamente, el 30% de las empresas familiares tiene planes de sucesión. Sin embargo, es muy probable que contar con un buen protocolo familiar marque la diferencia entre el éxito y el fracaso en la siguiente generación en la empresa y, por tanto, de su supervivencia empresarial. Una conocida máxima latina decía que, si quieres la paz, prepárate para la guerra; ordenar la sucesión es una buena forma de asegurar el relevo generacional y romper el maleficio de las estadísticas de muerte empresarial por sucesión.
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Publicado por primera vez en La Voz de Galicia el 23 de Enero de 2022.