Cuando mi hija era pequeña me encantaba llevar la misma camiseta que Sofía. Éramos “yo y mi mini yo” A mí me gustaba y a ella también. Claro que esto no funciona bien en todos los ámbitos porque ¿qué pasa cuando exportamos el concepto del “yo y el mini yo” a los consejos de administración? La diversidad de pensamiento desaparece.
Es habitual ver consejos de administración hechos a imagen y semejanza de su presidente. Entornos y experiencias parecidas, mismo sector, edad similar…Es bien cierto que esto elimina fricciones, todo transcurre plácidamente “porque todos pensamos de forma muy parecida”. En realidad, esto no es raro, lo vemos en nuestro día a día, nos sentimos más cómodos hablando con los que son de nuestro mismo equipo de fútbol o con los que tienen la misma visión política. Como no escuchamos opiniones divergentes, cada vez nos reafirmaremos más en que estamos en lo cierto.
¿Qué pasa en cualquier grupo monolítico? Aparece el fenómeno de pensamiento grupal que ocurre cuando el deseo de mantener la lealtad al grupo es más importante que tomar la mejor decisión posible.
Sin embargo, vivimos en un ecosistema empresarial brutal, donde los cambios se suceden a la velocidad de la luz, sin tiempo casi para adaptarnos, con la escena geopolítica revolucionada, conviviendo con la perma crisis, en medio de una transformación digital y social tan grande que hay quien habla de que es posible estar al principio de una nueva era. En este contexto, el pensamiento único, no es el mejor camino.
Las mejores prácticas de gobierno corporativo nos ofrecen dos palancas que ayudan a mitigar este fenómeno tan extendido:
#1 Apuesta clara por consejos diversos (y no me refiero a la diversidad de género sino a la de pensamiento) y para ello el consejo tiene lo que se conoce como matriz de competencias. Es aquí donde se puede ver las habilidades de cada consejero y hacerse una muy buena idea de si ese consejo dispone de los conocimientos, perfiles y experiencia para un proceso óptimo de toma de decisiones y ser, en verdad, un equipo de alto rendimiento que impulse la sostenibilidad a largo plazo de la empresa.
Es un ejercicio que nos puede ayudar a ver dónde hay áreas de mejora y a visibilizar la diversidad de conocimientos, de experiencias, de edad y género que tienen los miembros del consejo; con todo ello formular una política de selección de futuros miembros.
#2 Los consejeros independientes son una oportunidad para contar con diversidad de perfiles y una mirada “fresca” desde fuera. Aún a riesgo de alimentar posibles dudas de parcialidad por mi parte (😊), es evidente que esta categoría de consejeros podría aportar independencia, objetividad, pluralidad de experiencias, credibilidad y competencias y conocimientos que, en ocasiones, pueden complementar las ya existentes. En el caso de las empresas cotizadas, la CNMV recomienda que sea al menos de un tercio, hoy en España representan el 47% con un crecimiento persistente en los últimos 10 años.
No olvidemos que la composición de un consejo de administración está directamente relacionada con su efectividad y productividad. El pensamiento monolítico es un lujo que los empresarios no se pueden permitir. No son tiempos para miopes.

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Publicado por primera vez en La Voz de Galicia el 26 de Febrero de 2023.